Rayuela capitulo 68

"Apenas él le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el clémiso y caían en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes. Cada vez que él procuraba relamar las incopelusas, se enredaba en un grimado quejumbroso y tenía que envulsionarse de cara al nóvalo, sintiendo cómo poco a poco las arnillas se espejunaban, se iban apeltronando, reduplimiendo, hasta quedar tendido como el trimalciato de ergomanina al que se le han dejado caer unas fílulas de cariaconcia. Y sin embargo era apenas el principio, porque en un momento dado ella se tordulaba los hurgalios, consintiendo en que él aproximara suavemente sus orfelunios. Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, la esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpaso en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentían balpamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias."



miércoles, 15 de septiembre de 2010

“Rayuela”


Apenas el reaclamaba el poema, a ella se le aceleraba el corazón y caía en emociones, salvajes actitudes, en suspiros exasperantes, cada vez que el procuraba exclamar los halagos, se enredaba en un gemido quejumbroso y tenía que evolucionarse de cara al movimiento. Sintiendo como poco a poco las palabras se adentraban, se iban introduciendo, acumulando hasta quedar tendido como el movimiento de satisfacción al que se han dejado caer unas semillas de adrenalina. Y sin embargo era apenas el principio, por que en un momento dado ella se preguntaba los sentimientos, consintiendo en que el aproximara suavemente sus versos. Apenas se acoplaban, algo como un compromiso los obligaba, los emocionaba y saciaba, de pronto era el momento de la emoción envolucrante de las palabras, la pasión, incandescente del amor, los exponentes de la escena de una romántica pausa. !si! !si! Excitados en la cima del encuentro. Se sentían felices, emocionados y enamorados. Temblaba el cuerpo, se vencían las fuerzas y todo se remontaba en un profundo sueño, en amor de tiempo atrás, en caricias casi crueles que los llevaban hasta el limite de las sensaciones.
Escrito por: Becerra Macías Yamilett.




Sus bellos ojos longui decientes, de color lúgubre e indeciso, parecían violetas cargadas aún con lagrimas pesadas de la tormenta y sus labios entre abiertos cálidos pebeteros en donde se exhalaba un penetrante olor a perfumería y cada vez que suspiraba, se iluminaban insectos, almibrados revoloteando en los ardores de su aliento, me miro con ojos inconsolablemente afligidos que derramaban una embriaguez insidiosa y con voz de encantadora dijo: !si quieres ! !si quieres! Te hare señor de las almas y serás el amo de la materia viva, mas que el escultor puede serlo del barro y sabrás del deleite imaginario de salir de ti mismo para aliviarte en los otros y atraer a las almas hasta fundirlas con la tuya.
Conteste, un millón de gracias.
Equipo: Andra Guadalupe Zamorano Munguía
Silvia Villarruel Rodríguez
Rosa Calderón Vidarte



Apenas el le declaraba su amor a ella se le aceleraba el corazón y caían en lujurias, en salvajes amoríos, en besos exasperantes.
Cada vez que el procuraba acariciarle las piernas, se enredaba en un grito quejumbroso y tenia que volverse de cara al suelo, sintiendo como poco a poco las pasiones se apoderaban, se iban acercando, besando, hasta quedar tendido como el nido de amor al que se le han dejado caer unos pétalos de rosas. Y sin embargo era apenas el principio. Por que en un momento dado ella se tocaba la boca, consintiendo en que el aproximara suavemente sus labios. Apenas se entrelazaban algo como un calor los inundaba, lo extasiaba y apasionaba, de pronto era el amor, la mas hermosa acción de los amantes la jadeante embocadura del amor, los premios de acción en una sobrehumana pasión !siente !siente! Acostados en la cama del pecado temblaba el mundo, se vencían las ataduras y todo se resolvía en un profundo suspiro en poemas de histórico, apasionadas, en cantares casi crueles que los llevaban hasta el limite de las locuras.
Equipo: Erika Hurtado Sánchez
Alma Cecilia Carrillo Bravo
Marcela Lizbeth Flores Cervantes



Carta de enamorados
Apenas el a miraba cuando a ella el clítoris se le excitaba, ambos en salvajes expresiones exageraban. Cada vez que el los pezones le agarraba, ella en el se revolcaba gritando y gimiendo, el sentía que tenia que eyacular en su cara, sintiendo poco a poco ellos se empujaban, se iban penetrando y duplicando sintiendo un gran orgasmo, cada vez que el se le dejaba caer en diferentes posturas.
Sin embargo, era apenas el principio por que en un momento dado, ella se tocaba los labios constantemente y aproximándose suavemente a su orgasmo. Apenas se entrelazaban y su olor los motivaba y excitaba, de pronto el clítoris se dilataba entre las verjas con el jadeo llegaba al orgasmo, los espermas del prepucio sobresaturados se agrupaban !sigue! !sigue! El gritaba con murmuros, el pene y los testículos temblaban al contraerse, se veían los espermas y todos se revolvían en el profundo PEN, en orgasmos de muchas ganas con caricias crueles, el pene hasta el limite de la vagina. Llegaba.
Equipo:
Gicela Velarde Muñoz y Erika Liliana Iglesia L.
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Apenas el amaba a la plebeya, a ella se le consideraba hermosa y todos la notaban, la saludaban amablemente con abrazos desesperantes. Cada vez que el procuraba verla y platicarle, se enredaban en una desesperación y gritaba, sintiendo poco a poco como se enamoraba y el corazón le latía, se iba emocionando, cansado hasta quedar tendido como un humano pensando en aquella dama cayendo poco a poco remordimientos de conciencia, y sin embargo era a penas el principio, por que en un momento ella iba haciendo caso de sus cordialidades hacia ella, consintiendo que el se aproxima suavemente a su cuerpo, alma y corazón. Apenas se encontraban, algo como un placer y emoción los enamoraba, los ponía nerviosos y se emocionaba, de pronto estaban cerca, se estremecían y sus manos se tocaban, le besaba sus labios como principiante, se les terminaba el aire pero el tiempo no pasaba, estaban en pausa !Oh felicidad! !Oh Felicidad! Tenemos encontrado a dos enamorados, perdidos y maduros.
Temblaba el cuerpo, se vencían las tinieblas en contra del amor y todo se resolvía en una profunda paz, alrededor de los que cuidaban y respetaban, con caricias casi crueles que los separaban hasta el limite de las emociones.
Escrito por: Ana María Loza Mendoza.
 


Julio Cortazar "Rayuela"


Carta de enamorados lenguaje Giglico
Apenas el retocaba el timbre, a ella se le desbordaba el corazón y atardecían en piedras, en salvajes látigos, en latidos violentos. Cada vez que el intentaba visitarla, las palmas se congregaban en un nido quejumbroso y tenían que protegerse de la tempestad, sintiendo como poco a poco las nubes se amontonaban, ase iban juntando, enfervorizando, hasta quedar oscuro como el cielo del Apocalipsis al que se han dejado caer unos espectros de otro mundo. Sin embargo, era apenas el principio, por que en un momento dado a ella se le olvidaban los miedos, consistiendo en que el tomara usualmente su mano.
Apenas se veían, algo como un espíritu los ataría, los magnetizaba y apasionada, de pronto era el ciclón, las calles enloda, la vereda resbaladiza del norte, los truenos del ocaso en una tormenta sobrenatural , !Tormenta! !Tormenta! !Amantes en la plaza del pueblo, se sentía vociferar, viejecitos y niños temblando el horizonte, se vencían las columnas, y todo se disipaba en un profundo silencio, en oleadas de uspendidas gasas , en quietudes casi milagrosas el siguiente encuentro.

                                                                    Equipo Ana Paola Rosales Del Valle y Yessica Iglesias Romo.





Apenas el le declamaba el poema, a ella se le agitaba el corazón y caían en murmuro las lagrimas , en salvajes caricias y excitantes suspiros . Cada vez que el intentaba retener las fuerzas de amarlo, se enredaba en un gemido exagerado y tenia que volver la cara atrás, sintiendo sus piernas desmoronarse; de nuevo frente a frente, se iban acercando, suplicando amor, hasta quedar flotando como el aire de la pasión, al que se unieron, con unas gotas de cariño. Y sin embargo, era apenas el inicio porque en un momento dado ella se relajaba en angustia, permitiendo que el se acercase con suavidad su masculinidad.
Apenas se entrelazaban, digo como una fuerza mayor los incitados, los extra exaltaba y los paralizaba a la vez de pronto… el clímax, la máxima expresion de placer, la jadeante entrega del amor. Mas ! Mas! Posados en el éxtasis, perdidos y maravillados, en las sabanas de blanco satín, en caricias de fuerte pasión , se sentían hasta el limite de sus energías de enamorarse, y nunca morir.
Equipo: Juana María Pacheco Hernández
Rosa Alejandra Murillo Tinoco
Brenda Guzmán Vega.




El giglíco de Cortázar
Apenas el le recitaba el poema, a ella se le agolpaba el sentimiento, y caían en caricias, en salvajes gozos en gemidos exagerados. Cada vez que el procuraba reclamar las piernas, se enredaba en un abrazo quejumbroso y tenia que acomodarse de cara al pene, sintiendo como poco a poco las piernas se separaban, se iban excitando, aflojando, hasta quedar tendido como el ser de sentimientos al que se le han dejado caer unas células de amor.
Y sin embargo era apenas el principio por que en un momento dado ella se acariciaba los senos, consintiendo en que el aproximara suavemente sus testículos apenas se penetraban, algo como un gemir los impulsaba, los excitaba y elevaba de pronto era el orgasmo, la excitaba estimulada de las caricias, la calida expresión del orgasmo los orgasmos de la eyaculación en una sumisa pausa !me vengo! !me vengo! Excitado en la cama del pecado se sentía satisfecho, perdido y cansado. Temblaba el pene, se vencían los músculos y todo se resolvía en un profundo besos, en caricias de bastante sentimiento, en caricias casi crueles que los llevaba hasta el limite de las pasiones.
Por Ismael Reyes Navarro.
Apenas el le declamaba el poema, a ella se le aceleraban los latidos y caían frenéticos, en salvajes amoríos, en profundos suspiros. Cada vez que el le procuraba sanar las cicatrices, se enredaba en un ardoroso dolor y tenia que apartarse frente a su amada, sintiendo como poco a poco las heridas se profundizaban, se iban acercando, redimiendo hasta quedar tendidos como tapete de lirios al que se le han dejado caer unas gotas de roció.
Y sin embargo era apenas el principio, por que en un momento dado ella se desnudaba los sentimientos, dejando que el se aproximara suavemente sus labios. Apenas se acariciaban y mantenían unidos, de pronto era un ciclón, las estrepitosas olas de marea, el palpitante soplar del viento, las constelaciones en marcha de una galaxia inquieta. !ya por fin reposando en la cima del monte, sentían amarse, confiados y tranquilos. Temblaban sus corazones volaban las mariposas y todo se transformaba en un profundo sueño, en la mas dulce eternidad, en caricias casi crueles que los arrastraba hasta el limite de la cordura.
Equipo: Cruz Aceves Hiyliana
Hernández Macias Miriam Carolina
Labeaga Godinez Ingrid Guadalupe.

 


Apenas el le acariciaba el cuerpo, a ella se le subía la sangre y los dos caían en un abrazo, con salvajes movimientos y suspiros agitados. Cada vez que el intentaba sentir su cuerpo se enredaba en un grito quejumbroso y volteo la cara de frente sintiendo poco a poco como su piel se desplegaba, se iba convulsionando hasta quedar tendido como una marioneta de madera al que le han dejado caer unas gotas de estupor . Y sin embargo era paneas el principio por que en un momento dado ella se mordía los labios consintiendo que el aproximara suavemente. Apenas se abrazaban, algo como un huracán los envolvía, los presionaba, los revolcaba, de pronto como un ciclón, la convulsionaba furia de los vientos, la jadeante exaltación de la pasión y el estruendo del máximo placer para luego caer en la nada. sentados ya al borde se sentía el mar, las nubes, y el viento. Tiembla el cuerpo . Vencían el cansancio y todos daba vueltas como en torbellino, con abrazos largos, caricias crueles que llevaban hasta el limite del agobio.
Equipo:
Estrada Lizeth España
Rocio Serrano
Ana María Godinez
Adriana González
 


Apenas el le recitaba el poema, a ella se le estremecía el corazón y caían en pasiones, en salvajes caricias, en suspiros desesperantes. Cada vez que le besaba el cuello, se entregaba en un suspiro apasionado y tomándola de su rostro con caricias al amado, sintiendo como poco a poco las rodillas se le estremecían, quedando cuerpo a cuerpo, quedando unidos los amantes cayendo en un beso apasionado, e y esto solo era el comienzo, estando ella totalmente enamorada, esperando que el acercara sus labios suavemente a los suyos. Acercando sus cuerpos, sabiendo que no podrían estar unidos, por un gran temor, entonces reaccionando, regresándoles las fuerzas a sus cuerpos, nuevamente envolviéndose en la pasión, en caricias y besos incontrolables, envueltos en suspiros y extasiados de amor . !Amada! !Amada! Murmurándole al oído, se sentía ilusionada, enamorada y amada. Temblándole el corazón, sucumbía en sus deseos y todo se les olvidaba por su profundo amor, entregándose por completo a su pasión, cayendo en un profundo éxtasis de caricias y besos que los llevaba a rebasar el limite del su eterno amor.
Equipo: Luis Humberto Velazquez Zuñiga, Cesar Uriel Orozco Ortiz
Saúl Rubén González García ,
Juan Manuel Esquivias Farias

martes, 14 de septiembre de 2010

La Maga y el erotismo Gliglico
Apenas el le Leia el poema, a ella se le agolpaba el corazón y caían presos en salvajes deseos en suspiros exasperantes. Cada vez que el procuraba decirle las estrofas, se enredaba en un suspiro quejumbroso y tenia que envolverse de cara al otro, sintiendo como poco a poco las almas se estremecían, se iban juntando, consumiendo, hasta quedar tendido como el loco de amor al que se le han dejado caer unas gotas de caricias consientes. Y sin embargo era apenas el principio , por que en un momento dado que ella se mordía los labios consintiendo que el aproximara suavemente su cuerpo. Apenas se tocaban , algo como un susurro los excitaba, conjugaba y conmovía de pronto era el clímax, la reacción convulsionante de las almas, la jadeante desembocadura del orgasmo, los premios del espasmo en una sobrehumana pausa. !Dios ! !Dios! Reposados en la cima del murmullo, se sentían cansados, satisfechos y enamorados. Temblaba el cuerpo, se vencían las marionetas, y todo se resolvía en un profundo placer en colchas tendidas rosas, en caricias casi crueles que los llevaban hasta el limite de la locura.
                                                                                               Equipo: Jesús González Santiago
                                                                                                Luz María Cristina Flores Galván
                                                                                                 Noemí Elizabeth Guzmán Flores.
EL GIGLICO
DE JULIO CORTÁZAR

Apenas el le besaba el cuello, a ella se le aceleraba el corazón, y caía en éxtasis, en salvajes movimientos y gritos desesperantes.

Cada vez que el procuraba relamer los pechos, se enredaba en un susurro quejumbroso y tenia que volverse de cara al amado, sintiendo poco a poco cómo las piernas se abrían, se iban contrayendo, endureciendo , hasta quedar tendido como animal en agonía al que se han dejado caer unas lagrimas de melancolía.

Equipo:
Jhoana Guadalupe Cervantes Ramos
Jesica Velazquez Moran
Norma Solís Martínez
Alejandra Vázquez López.

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